Hasta ahora, únicamente las personas religiosas piensan en los dos nacimientos inevitables y necesarios, el

físico y el espiritual, y creen que la relación entre ambos es pura¬mente simbólica y que de ningún modo debe interpretarse textualmente. Sin embargo, existe una estrecha relaciQn y analogía entre ellos que, a medida que transcurre el tiempo, será más clara. No puede haber nuevo nacimiento ni creación del "cuerpo de luz" ni "manifestación de los hijos de Dios" fuera del proceso del nacimiento físico. Tampoco puede haber fusión entre los opuestos alma y personalidad, fuera de los procesos fisiológicos del sexo, y digo esto deliberadamente, porque en la relación de los sexos el elemento tiempo entra en la experiencia del alma; la comprensión de ello vendrá cuando la doctrina de la reencarnación sea comprendida debidamente y se enseñe universalmente. De ahí que la magia sexual y las enseñanzas tántricas internas se hayan extraviado tan lamentablemente, centralizándose en el desarrollo individual y en la obtención de alguna experiencia que se presume impulsa el logro espiritual. La idea fundamental que rige todo lo que hasta aquí se ha dicho acerca de las relaciones sexuales, tiene dos implicaciones. a. Proporcionar cuerpos para las almas que vienen a la encarnación, de modo que puedan llevarse a cabo ciertos desarrollos evolutivos predestinados de antemano, pudiendo así obtenerse un desarrollo espiritual que también está predestinado y es inevitable. b. Impartir el procedimiento científico mediante el cual los cuerpos "construidos en la oscuridad" puedan gradualmente ser reemplazados por cuerpos "construidos en la luz" De esta manera se logrará la manifestación del fundamental aspecto de luz del mundo y su estructura subyacente.

Alice A. Bailey . El Sexo .

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