El avión estaba atravesando unas condiciones atmosféricas especialmente turbulentas, pero el piloto sabía que lo
tenía todo bajo control. Intentó calmar a los pasajeros diciendo palabras tranquilizadoras por los altavoces. También pidió a las azafatas que dieran confianza a los pasajeros de que todo iba a ir bien. Sin embargo, no había manera de sosegar a una pequeña anciana muy religiosa. La azafata le dijo lo capaz que era el piloto y lo digna de confianza que era la tecnología del avión, pero la mujer seguía convencida de que nunca volvería a pisar tierra. Aturdida, al final la azafata recurrió a la Corte Suprema: «Confíe en la providencia», le dijo en tono conciliador. Los ojos de la anciana se abrieron aún más: «¿Así de mal están las cosas?», preguntó.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .