La terminación del sufrimiento es amor. Cuando existe ese amor, hay compasión. Y esa compasión
tiene su propia inteligencia integral. Y cuando esa inteligencia actúa, tal acción es siempre verdadera. Donde está esa inteligencia, no hay conflicto. Ustedes han oído todo esto, han oído sobre la terminación del miedo, sobre la terminación del dolor, han oído sobre la belleza y el amor. Pero oír es una cosa y la acción es otra. Ustedes oyen acerca de todas estas cosas que son verdaderas, lógicas, sensatas, racionales, pero no actuarán conforme a eso. Irán a sus casas y comenzarán otra vez con sus ansiedades, sus conflictos, sus desdichas. Así que uno se pregunta: ¿Cuál es el sentido de todo esto? ¿Qué sentido tiene que escuchen a esta persona que les habla y no vivan lo que dice? Escuchar y no actuar es el desperdicio de sus vidas; si escuchan algo que es verdadero y no actúan, están malgastando la vida. Y la vida es demasiado preciosa, es lo único que tenemos. Y también hemos perdido el contacto con la naturaleza, lo cual implica que hemos perdido contacto con nosotros mismos, que somos parte de la naturaleza. No amamos los árboles, los pájaros, los ríos y las montañas; estamos destruyendo la tierra y nos destruimos el uno al otro. Y todo eso es un enorme desperdicio de la vida. Cuando nos damos cuenta de todo esto, no de manera meramente intelectual o verbal, entonces vivimos una vida religiosa. Ponerse un taparrabos o andar mendigando o ingresar a un monasterio no es llevar una vida religiosa. Una vida religiosa empieza cuando no hay conflicto, cuando existe el sentido del amor no el amor dedicado a una sola persona y, por lo tanto, restringido-. De modo que si entregan a ello el corazón, la mente y el cerebro, existe algo que está más allá de todo tiempo. Y está la bendición de eso, bendición que no se encuentra en los templos ni en las iglesias ni en las mezquitas. Esa bendición está donde se encuentran ustedes.
Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .