Esta operación se realiza según las leyes de multiplicación espiritual por parte de la Divinidad

que hay en el hombre, cuando él le ha abierto su vida integral y entonces la Divinidad desarrolla en nosotros todos los productos espirituales y divinos relacionados con sus planes, como nosotros vemos que, para lo que está relacionado con los nuestros, transportamos constantemente nuestras fuerzas y nuestros poderes a nuestro pensamiento, ya producido, para que puedan llegar a su perfecta realización; pero, con la diferencia de que los planes divinos, que nos vinculan con la propia unidad, son fuentes inagotables cuando quieren unirnos a ellos y, como tienen vida por sí mis- mos, operan en nosotros una serie de actos vivos que son como multiplicida- des de luces, multiplicidades de virtudes, multiplicidades de alegrías que van cada vez a más. Es más que una lluvia de oro lo que cae sobre nosotros, es más que una lluvia de fuego: es una lluvia de espíritus, de todos los niveles y de todas las cualidades, pues es una verdad reconocida que Dios no piensa sin crear su imagen, por lo que no hay más que un espíritu que pueda ser la imagen de Dios. Yo digo que por eso es por lo que recibimos en nosotros multiplicidades de santificación, multiplicidades de ordenación, multiplici- dades de consagración y podemos difundirlas alrededor de nosotros, de for- ma activa, sobre todos los objetos que están fuera de nosotros y sobre las personas que tenemos cerca.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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