Cuanto más asombrado queda el hombre nuevo al descubrir en sí tan granados maravillas y

un instrumento espiritual tan valioso, más siente la necesidad de dedicarse con ardor al cuidado de limpiar cada vez más todos estos canales y a estudiar con una atención infatigable todos los sonidos, para que el concierto que deben formar no produzca más que una armonía perfecta y para que no se desbaraten por segunda vez los planes de la fuente suprema.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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