Colón descubrió el continente americano, y Américo Vespucio le usurpó la nombradía del descubrimiento. Paracelso

redescubrió las secretas propiedades del imán (el hueso de Horus, como le llamaban los antiguos, que doce siglos atrás se valían de él en los Misterios teúrgicos) y fundó la escuela teúrgico-magnética de la Edad Media. Sin embargo, Mesmer, que tres siglos después de Paracelso continuó su escuela, usurpó la fama al insigne filósofo ígneo, que acabó sus días en un hospital. Tal es el mundo. Los nuevos descubrimientos son hijos de la ciencia antigua. Los hombres se suceden sin alteración de la naturaleza humana.

H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .

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