Entonces desaparecerá la inquietud que procede de la impaciencia y desesperación del hombre que ve
la vida como incomprensible e injusta, sin poder sacar de ella provecho alguno; este disgusto dejará lugar a la calma y a la paciencia, fruto de una inteligencia esclarecida por el conocimiento de la Ley, fuerza que caracteriza a la actividad razonable y equilibrada de los que sienten que están formados para la eternidad.
Annie Besant . La sabiduría antigua .