Morfológicamente, todas estas tradiciones son tributarias del mito cosmogónico que constituye su modelo ejemplar. Pero

no debemos olvidar que, a ciertos niveles religiosos, la cosmogonía aparece solidaria de un simbolismo embriológico: la creación del mundo partiendo del cuerpo de un ser primordial es descrita y concebida a veces como el modelaje de un feto. El cosmos toma entonces forma de materia primera, «embrionaria», por ser informe, caótica. Se llega así a una serie de imágenes complementarias equivalentes, en que el cuerpo sacrificado es asimilado a la materia primera y, por tanto, a la masa germinal y al feto. Análogo estado de cosas parece testimoniar ciertas tradiciones mesopotámicas. Los hechos que vamos a examinar nos permitirán quizá aprender las relaciones existentes entre la valorización de los minerales como embriones y los sacrificios ofrecidos a los hornos.

Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .

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