Sentirá de este modo que no sólo el hijo del hombre está por encima del

sabbat temporal, sino que el templo tiene también este magnífico privilegio, ya que este templo no es otra cosa más que el hombre nuevo y el hombre nuevo participa de todos los derechos y todas las facultades del espíritu del Señor. Reconocerá entonces que el espíritu del Señor es también el jefe y due- ño del hombre nuevo, del mismo modo que el hombre nuevo se convierte por él en el jefe y dueño de la ley; que, si corresponde al hombre nuevo esperar y recibir del espíritu del Señor las luces, la santidad y la vida, corresponde al templo, construido por la mano de los hombres, esperar y recibir del hombre nuevo la administración de todas estas cosas, para que así el espíritu del Señor se encuentre con que es, al mismo tiempo, el dueño del hombre nuevo, el del templo, el del sabbat y el de la ley, ya que lo comprende todo, lo dirige todo, lo penetra todo y solamente en él pueden encontrar su explicación y su verdadera realización las propiedades de las cosas, sus virtudes, sus figuras y su espíritu.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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