Una mujer, una anciana que vivía por allí, se acercó rápidamente. Al oír el ruido,
miró dentro del pozo, trajo una cuerda y sacó al gran astrólogo. El astrólogo estaba muy agradecido. Le dijo a la anciana: «Usted no me conoce, pero soy el astrólogo real, designado especialmente por el rey. Mi tarifa es muy elevada: solo la gente muy rica puede permitirse preguntarme acerca de su futuro. Pero usted me ha salvado la vida. Puede venir a verme mañana y se lo mostraré: le leeré la mano, analizaré su carta astral e interpretaré sus estrellas, y su futuro le quedará perfectamente claro.» La anciana se echó a reír. Dijo: «Olvídese de eso. Ni siquiera ve que hay un pozo a un paso..., ¿cómo va a poder predecir mi futuro? ¡Todo pamplinas!».
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .