Pero el problema es que apenas uno escucha eso, imagina un estado sin pensamiento. No,
señor. Vea cómo no se mueve usted de hecho en hecho; ya está muy lejos del hecho. Estoy confuso y me doy cuenta de que cualquier movimiento que haga sigue siendo producto de la confusión. Cuando comprendo eso, me detengo; no invento ni teorizo ni me desespero. Digo: “Dios mío, estoy confuso”. ¿Qué es lo que entonces ocurre, empíricamente, no como una teoría? ¿Qué ocurre cuando me doy cuenta de que estoy confuso y de que cualquier cosa que haga o piense, cualquier actividad que espere realizar, cualquier movimiento, es producto de la confusión y, por ende, agrega más confusión? Cuando me doy cuenta de que psicológicamente estoy confuso y de que cualquier movimiento que haga la psique sigue estando psicológicamente dentro del campo de la confusión, me detengo, ¿no es así? El movimiento de la psique se detiene y, por lo tanto, ya no tengo miedo, porque el miedo forma parte de la confusión. ¿Es, pues, éste el caso con cada uno de nosotros? De lo contrario, no podemos discutir esta cuestión.
Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .