Sembremos una semilla más y dejémosla crecer, lo mismo que hemos hecho con todas las
semillas que hemos sembrado ya en este escrito. Después recogeremos los frutos y las cosechas, a medida que se nos vayan presentando. Esta semilla es el arca de la alianza. Ved los trabajos que ha soportado el pueblo judío para transportar el arca de la alianza a través de los desiertos, para cruzar las aguas del Jordán, para arrancarla de las manos de los pueblos impíos que se habían apoderado de ella y que habían querido ponerla entre sus ídolos, como uno más; pero observad, al mismo tiempo, con qué pruebas de alegría y de júbilo llevó David este arca a la montaña santa, en espera de que se construyese el templo del eterno.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .