A partir de cierta época los autores distinguen la alquimia esotérica (nei tan) de la

alquimia exotérica (wai tan). Peng Hsiao, que vivió a fines del siglo ix y en la primera mitad del x, hace en su comentario sobre el tratado Ts'an T'ung Ch'i una clara distinción entre la alquimia exotérica, que se ocupa de las sustancias concretas, y la esotérica, que no utiliza más que las «almas» de esas sustancias (Waley, op. át., p. 15). Tal distinción ya había sido establecida muchísimo tiempo antes por Hui-ssu (515-577 de nuestra Era). La alquimia «esotérica» queda claramente definida en el Tratado sobre el Dragón y el Tigre, de Su Tung-P'o, escrito en 1110 de nuestra Era. Los metales «puros», trascendentales, son identificados con las diversas partes del cuerpo, y los procesos alquímicos en lugar de realizarse en el laboratorio se desarrollan en el cuerpo y la conciencia del experimentador. Su Tung-P'o lo dice: «El dragón es el mercurio. Es semen y sangre. Viene del riñon y se conserva en el hígado (...). El tigre es el plomo. Es hálito y fuerza corporal. Sale del espíritu y es conservado por los pulmones (...). Cuando el espíritu se mueve, el aliento y la fuerza obran al mismo tiempo que él. Cuando los riñones se hinchan, el semen y la sangre fluyen al mismo tiempo que ellos.».

Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .

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