«Encontrarás también, en el centro de la plaza de la ciudad, a ambos lados del

río, el árbol de la vida que tiene doce frutos y da su fruto todos los meses, y las hojas de este árbol son para curar a las naciones». Pero este árbol de vida es la luz del espíritu que acaba de encenderse en el pensamiento del hombre nuevo y que ya no podrá apagarse nunca. Este fruto que da cada mes es la palabra de ese hombre nuevo que tiene que llenar de ahora en adelante la universalidad del tiempo con todas sus sabidurías. Las hojas que deben curar a las naciones son las obras de este hombre nuevo, que esparcirán continuamente alrededor de ti la armonía y la felicidad, como tú habrías debido esparcirlas en otro tiempo, en virtud de estos tres dones sagrados que te constituyen a la vez en la imagen y el hijo del Dios de los seres.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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