El hombre nuevo, cuyo destino esta tan elevado por encima de la sabiduría común, debe

como hemos dicho, morir continuamente en la palabra, si quiere que la palabra viva en el, y debe morir progresivamente, para que ella pueda vivir en el algún día, con toda su fuerza, con toda su plenitud Es preciso que viaje en silencio por las orillas del no, que luche a cada paso con los animales que se vaya encontrando y que supere los obstáculos de cada día Por ello recibe sin darse cuenta una triple purificacion que purifíca su cuerpo, su alma y su espiritu y los llena del fuego de la vida, porque el fuego lo cubre y lo penetra con la palabra del testimonio.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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