«¿No deben la meta final y el destino del hombre nuevo llevarlo a los nive-

les oscuros y penosos de su reconciliación y no lo esperan en un templo mu- cho más brillante y amplio de lo que puede hacerle imaginar hoy día toda la magnitud de sus pensamientos? ¿No hace falta que todo se precipite para que se le dé la gran claridad? Santifícaos, decía Josué al pueblo, porque el Señor hará mañana maravillas entre vosotros».

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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