Ahora bien, para una mente que no tiene murallas, que no está recargada con sus

propias adquisiciones y acumulaciones, con su propio conocimiento, para una mente que vive con un sentido de intemporalidad, de inseguridad, la vida es algo extraordinario. Esa mente es la vida misma, porque la vida no tiene un lugar de reposo. Pero casi todos nosotros queremos un lugar de reposo; queremos una pequeña casa, un nombre, una posición, y decimos que estas cosas son muy importantes. Exigimos permanencia y creamos una cultura que se basa en ese requerimiento, inventando dioses que no son dioses en absoluto sino meras proyecciones de nuestros propios deseos.

Jiddu Krishnamurti . El Proposito de la Educacion .

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