A veces sucede que un político quiere venir, pero entonces envía «emisarios», envía a gente,

y esas personas vienen y quieren que invite al político. ¿Por qué iba a invitarle? Toda la gente viene aquí; quien quiera venir aquí puede venir aquí. No estamos aquí para rendir honores especiales a nadie; a políticos..., desde luego que no. Me envían mensajes diciendo que «X está dispuesto a venir a inaugurar el ashram», que «Y está dispuesto a poner la primera piedra de la nueva comuna». No permitiré que ningún político ponga la primera piedra de mi comuna; eso será sacrílego. No permitiré que ningún político venga a inaugurar mi ashram. Los políticos..., ¿qué tienen que ver con la religión? Tienen la vibración más sucia posible. Pero hubo buenos tiempos en el pasado, y también grandes personas. Escucha esta anécdota. El emperador vino a visitar al maestro Zen Joshu, que estaba meditando en su habitación. «Dile que entre y haga una reverencia», le dijo el maestro a su horrorizado asistente. El emperador entró e hizo una reverencia. Cuando después le preguntaron a Joshu acerca de su descortés conducta, explicó: «No lo comprendéis. Si viene un visitante de clase baja, voy a la puerta del templo para recibirle. Para un visitante de clase media, me levanto de mi silla. A un gran emperador no se le puede tratar así.» El emperador, por supuesto, había estado encantado con su recibimiento.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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