Podemos considerar este asunto desde otro ángulo. Es muy posible conocer personajes, hombres y mujeres
de ta¬lento, sin que lleguen a impresionarnos, al pasar a su lado, ni reconocerlos, perdiendo así lo que podrían darnos. Esto sucedió en Palestina con el Cristo hace dos mil años. ¿Por qué? Porque no somos lo suficientemente talentosos para responder a ellos. Carecemos de algo, de manera que somos incapaces de comprender o sentir su particular vibración. He oído decir, y creo que es verdad, que si Cristo volviera a la Tierra y caminara entre los hombres como entonces, podría vivir con nosotros día tras día y no advertiríamos la diferencia entre Él y otras personas buenas y altruistas. Aún no hemos cultivado la capacidad de responder a lo divino que existe en nuestros hermanos. Sólo vemos lo malo y lo burdo, reconocemos principalmente sus fallos y somos aún insensibles hacia las personas más evolucionadas.
Alice A. Bailey . La Conciencia del Átomo .