Huye de la ignorancia, huye igualmente de la ilusión. Aparta tu faz de las decepciones
mundanales; desconfía de tus sentidos, porque son falsos. Pero en lo interior de tu cuerpo, en el sagrario de tus sensaciones, busca en lo impersonal al «hombre eterno», y una vez lo hayas encontrado, mira hacia dentro: eres Buddha. Apártate del aplauso, oh tú, devoto. El aplauso conduce al engaño propio. Tu cuerpo no es el yo; tu YO existe por sí mismo independientemente del cuerpo, y no le afectan ni los elogios ni los vituperios.
H.P. Blavatsky . La voz del silencio .