La mente aprende lenta, muy lentamente, a guardar silencio, y en cuanto sabe que al

guardar silencio adquiere poder, entonces, sus palabras no son simples palabras, sino que tienen un valor, una riqueza y una cualidad que jamás habían poseído, hasta tal punto que llegan directamente, como flechas. La mente es un buen sirviente, de inmenso poder, en manos del silencio. Entonces el ser es el amo, y el amo puede utilizar la mente siempre que se necesite y desenchufarla cuando no se necesite.

Osho . El libro del ego .

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