Todo quedó atrás en ese pequeño poblado que se veía a tanta distancia debajo. Literalmente
todo: la propia identidad si es que uno tenía alguna-, las pertenencias, la posesión de las propias experiencias, los recuerdos de cosas que significaban algo para uno todo eso quedó atrás, muy abajo entre los resplandecientes huertos y naranjales. Aquí el silencio era absoluto y uno estaba completamente solo. La mañana era maravillosa y el aire fresco, que se estaba tornando más y más frío, lo envolvía a uno; y uno estaba totalmente perdido para todas las cosas. Era la nada y más allá de la nada.
Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .