Uno de nuestros profesores sostiene que lo que usted nos dice es completamente impracticable. Él

lo reta a que eduque, con un salario de 120 rupias, a seis niños y seis niñas. ¿Cuál es su respuesta a esta crítica? Si yo tuviera un salario de sólo 120 rupias, no intentaría educar a seis niños y seis niñas; eso es lo primero. Segundo, si yo fuera un profesor ésa sería una dedicación y no un empleo. ¿Ve la diferencia? La enseñanza en cualquier nivel no es una profesión, no es un mero empleo; es un acto de dedicación. ¿Comprende el significado de esa palabra “dedicación”? Estar dedicado es entregarse a algo completamente, sin pedir nada en cambio; es ser como un monje, como un ermitaño, como los grandes maestros y científicos no como los que aprueban unos cuantos exámenes y se llaman a sí mismos profesores. Hablo de aquellos que se han consagrado a la enseñanza no por dinero, sino porque ésa es su vocación, porque ése es su amor. Si hubiera maestros así, encontrarían que a los niños y niñas se les puede enseñar más prácticamente todas las cosas de las que estoy hablando. Pero es el maestro, el educador, el profesor para quien el enseñar es sólo un empleo que le permite ganarse la vida, el que le dirá a usted que estas cosas no son prácticas. Después de todo, ¿qué es lo práctico? Considérelo. El modo como estamos viviendo ahora, como estamos enseñando, como se manejan nuestros gobiernos con su corrupción y sus guerras incesantes, ¿a eso lo llama práctico? ¿Es práctica la ambición, es práctica la codicia? La ambición engendra competencia y, por tanto, destruye a la gente. Una sociedad basada en la codicia y en la adquisición lleva siempre dentro de sí el espectro de la guerra, del conflicto, del sufrimiento; ¿y es práctico eso? Obviamente, no lo es. Y esto es lo que trato de decirles en todas las charlas que tenemos. El amor es la cosa más “práctica” que hay en el mundo. Amar, ser gentil, no ser codicioso ni ambicioso, no dejarse influir por otros sino pensar por uno mismo todas estas cosas son muy prácticas, y podrán dar origen a una sociedad práctica, feliz. Pero el maestro que no se consagra a su enseñanza, que no ama, que podrá tener unas cuantas siglas después de su apellido pero que es meramente un proveedor de informaciones que ha extraído de los libros, él les dirá que todo esto no es práctico, porque en realidad jamás ha reflexionado al respecto. Amar es ser práctico, mucho más que el absurdo sentido práctico de la así llamada educación, la cual produce ciudadanos absolutamente incapaces de ser independientes y de resolver cualquier problema por sí mismos. Vea, esto forma parte de la percepción alerta: darse cuenta de que ellos están obrando de una manera poco seria y, al mismo tiempo, continuar con la propia seriedad. La dificultad con la mayoría de las personas mayores es que no han resuelto el problema de su propio vivir y, no obstante, les dicen: “Les mostraremos a ustedes lo que es práctico y lo que no lo es”. El enseñar es la más grande vocación en la vida aunque actualmente sea la más menospreciada; es la mas alta, la mas noble de las profesiones. Pero el maestro tiene que consagrarse enteramente a ella, tiene que entregarse por completo, tiene que enseñar con su mente y su corazón con todo su ser y es gracias a esa dedicación que las cosas se hacen posibles.

Jiddu Krishnamurti . El Proposito de la Educacion .

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