Pero, si el hombre tiene la suerte de ver que nace en él el hijo
del espíritu o el hombre nuevo, enseguida se da cuenta de la diferencia que hay para él entre este estado nuevo y el anterior y esta diferencia consiste en que, en el nuevo estado, está seguro de alcanzar, por su trabajo y su perseverancia en la oración, los frutos de sus deseos puros, bien sea como luces y evoluciones, como consuelos o como dones del espíritu para la manifestación de la gloria de su maestro, todas estas cosas son detalles que podemos considerar ahora como otras tantas revelaciones. Pero, en su estado anterior, no tenía la misma seguridad y, a pesar de todas sus empresas más atrevidas, no podía alardear del mismo éxito, y las especies de revelaciones que podía captar entonces le llegan ahora de una forma más velada, más figurativa, que lo dejaba a menudo como a la espera de los bienes que solamente le enseñaba.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .