El amigo fiel que nos acompaña aquí abajo en nuestra miseria está como aprisionado con

nosotros en la región elemental y, aunque disfrute de su vida espiritual, no puede disfrutar de la luz divina, de las alegrías divinas, de la vida divina, nada mas que por el corazón de este mismo hombre que fue ele- gido para ser intermedio universal del bien y del mal Esperamos de este ami- go fiel todas las ayudas, todas las protecciones, todos los consejos que nece- sitamos en nuestras tinieblas y todas las virtudes necesarias para realizar el decreto de nuestra prueba, en la que él no tiene derecho a cambiar nada, pero espera de nosotros, como recompensa, que, por el fuego divino que debería inflamarnos, le hagamos sentir el calor y los efectos de este sol eterno del que él se mantiene alejado por la candad viva y pura que lo anima a favor de la desdichada humanidad.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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