Ustedes podrían preguntar: “¿qué tiene que ver todo esto con el vivir?” “Tengo que vivir

todos los días, ir a la oficina, lavar platos, viajar en un autobús atestado de gente con el ruido constante, ¿qué tiene que ver la meditación con todo esto?” Sin embargo, después de todo la meditación es la comprensión de la vida, la vida cotidiana con sus complejidades, desdicha, sufrimiento, soledad, desesperación, el afán de ser famoso, de tener éxito, el temor, la envidia; comprender todo eso es meditación. Sin comprenderlo, el mero intento de desentrañar el misterio es totalmente inútil, carece de valor. Es como una vida desordenada, una mente desordenada que trata de encontrar el orden matemático. Todo en la meditación tiene que ver con la vida; meditar no consiste en huir hacia algún estado emocional o de éxtasis. Hay un éxtasis que no es placer; ese éxtasis surge únicamente cuando existe este orden matemático en uno mismo, orden que es absoluto. Sólo cuando la meditación es el modo de vida de todos los días, puede surgir aquello que es imperecedero, que no es temporal.

Jiddu Krishnamurti . El vuelo del águila .

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