Entonces los fariseos y los doctores de la ley lo acusarán de blasfemo, asegurando que

solamente Dios puede perdonar los pecados, mientras que en su propia ley, de la que son doctores y príncipes, había sacrificios para la ex- piación y para el pecado y estos sacrificios se ofrecían por la mano de un hombre que, en esta circunstancia, era el intermediario, el órgano y el agente de la Divinidad.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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