Tú eres alguien distinto, completamente distinto. Solo eres un testigo; nada más. Pero eres un

observador que se identifica con cualquier cosa que le resulte agradable y se olvida de que lo desagradable acecha detrás como una sombra. No te preocupa el lado agradable, sino que disfrutas de él. El problema surge cuando se reafirma el polo opuesto; entonces te desgarras. Pero tú mismo iniciaste el conflicto. Al abandonar tu posición de simple testigo, te identificaste. El relato bíblico de la caída es pura ficción, pero esta es la verdadera caída: abandonar de la posición de testigo, identificarse con algo y dejar de atestiguar. Inténtalo de vez en cuando, deja que la mente sea lo que es. Recuerda que tú no eres ella. Entonces te llevarás una gran sorpresa. Como estás menos identificado, la mente empieza a ejercer menos poder, porque su poder surge de tu identificación y te chupa la sangre, pero cuando empiezas a mantener las distancias la mente empieza a reducirse.

Osho . El libro del ego .

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