Y comenzó el día. No es de extrañarse que el hombre les haya rendido culto;
son sagradas, uno tiene que adorarlas de lejos. Todos los antiguos las convirtieron en dioses, porque aquí hicieron su morada los seres celestiales. Hoy se han convertido en pistas para carreras de esquí, con hoteles, piletas de natación y bullicio. Pero no entre aquellas nieves implacables e incorruptibles. La belleza es imperecedera e infinitamente peligrosa.
Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .