¿Cuándo vais a dejar de blasfemar, desdichados? No podéis proferir ni una sola blasfemia que

no cueste la vida o la salud a vuestros hermanos. Pero el Dios de paz y de amor será más grande que sus blasfemos. Inclinará sus ojos sobre vuestra triste posteridad y sobre nuestra propia casa y, a pesar de las maldiciones de los insensatos, dejará que desciendan hasta nosotros los flecos de su vestidura. Aunque no hagamos más que tocarla, estaremos curados de nuestra pérdida de sangre.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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