¿Qué es la felicidad en la vida? Si uno desea hacer algo agradable, piensa que
será feliz cuando lo haga. Uno puede desear casarse con la joven más hermosa, o (si es mujer) con el hombre más rico, o desea aprobar algún examen, o ser elogiado por alguien, y piensa que si logra aquello que desea, será feliz. Pero, ¿es eso la felicidad? ¿No se desvanece pronto como la flor que se abre en la mañana y se marchita al anochecer? Sin embargo, ésa es nuestra vida, y eso es lo que todos queremos. Nos sentimos satisfechos con esas superficialidades: con tener un automóvil o una posición segura, con sentir una pequeña emoción respecto de algo trivial, como el niño que se siente feliz remontando una cometa en medio de un viento fuerte, y pocos minutos después está llorando. Ésa es nuestra vida, y nos satisfacemos con ella. Jamás decimos: “Entregaré mi corazón, mi energía, todo mi ser para descubrir qué es la felicidad”. No somos muy serios, no sentimos la vida con gran intensidad, y por eso nos complacen las cosas pequeñas. Pero la felicidad no es algo que uno pueda buscar; no es un resultado, una consecuencia. Si perseguimos la felicidad por sí misma, eso no tendrá sentido alguno. La felicidad llega sin ser invitada; y en el momento en que uno se torna consciente de que es feliz, ya ha dejado de serlo. No sé si han advertido esto. Cuando uno se siente de pronto gozoso por nada en particular, existe la libertad de sonreír, de ser feliz; pero, en el instante en que uno se vuelve consciente de ello, lo ha perdido, ¿verdad? Tener conciencia de que se es feliz, o perseguir la felicidad, implica el final mismo de la felicidad. La felicidad existe solamente cuando hemos desechado al yo con sus exigencias. A ustedes les enseñan muchísima matemática, pasan sus días estudiando historia, geografía, ciencia, física, biología, etc., ¿pero dedican ustedes y sus maestros siquiera algo de tiempo para reflexionar acerca de estas cuestiones que son mucho más serias? ¿Se sientan alguna vez tranquilos, con la espalda muy recta, sin hacer movimiento alguno, y conocen así la belleza del silencio? ¿Dejan alguna vez que la mente divague, no sobre cosas insignificantes, sino de una manera expansiva, amplia, profunda, para así poder explorar, descubrir? ¿Y saben ustedes qué está sucediendo en el mundo? Lo que sucede en el mundo es una proyección de lo que ocurre dentro de cada uno de nosotros; el mundo es lo que somos. Casi todos estamos confundidos, somos codiciosos, posesivos, celosos, y condenamos a la gente; y eso es, exactamente, lo que ocurre en el mundo, sólo que de una manera más dramática, más despiadada. Pero ni ustedes ni sus maestros dedican tiempo alguno para pensar acerca de todo esto; y es solamente cuando uno emplea algún tiempo cada día reflexionando seriamente sobre estas cuestiones, que existe una posibilidad de producir una revolución total y crear un mundo nuevo. Y yo les aseguro que un mundo nuevo tiene que crearse, un mundo que no sea una continuación, en forma diferente, de la misiva sociedad corrupta. Pero no podemos crear un mundo nuevo si nuestra mente no está alerta, si no es observadora, intensamente perceptiva; y por eso es tan importante que, mientras son jóvenes, empleen algún tiempo en reflexionar sobre estas cuestiones tan serias, y no pasen meramente sus días en el estudio de unas cuantas materias, lo cual no conduce a ninguna parte, salvo a un empleo y a la muerte. De modo que consideren seriamente todas estas cosas, porque en virtud de esa consideración adviene un sentimiento extraordinario de júbilo, de felicidad.
Jiddu Krishnamurti . El Proposito de la Educacion .