Todos los hombres les tienen miedo a las mujeres, y todas las mujeres les tienen
miedo a los hombres. Tienen buenas razones para desconfiar mutuamente, ya que han sido adiestrados desde sus primeros años para ser enemigos mutuos. No nacen para ser enemigos, sino que llegan a la enemistad. Y después de unos veinte años de semejante adiestramiento para tenerse miedo mutuamente, se espera que se casen un día y puedan encontrar la confianza absoluta el uno en el otro. ¿Todo esto por una licencia de matrimonio de cinco rupias? Veinte años de adiestramiento para tenerse miedo mutuamente, en una vida de sesenta, setenta años, un tercio de tu vida, y la parte más delicada y sensible de tu vida, porque los psicólogos dicen que un hombre aprende el cincuenta por ciento del aprendizaje de toda su vida antes de cumplir los siete años. En los restantes sesenta y tres años aprenderá tan solo un cincuenta por ciento más. El cincuenta por ciento se aprende antes de tener siete años. Para cuando tienes veinte años has aprendido casi el ochenta por ciento. Te has quedado fijo, duro. Te han enseñado la desconfianza. A los chicos se les ha dicho: «Evitad a las chicas, son peligrosas.» A las chicas se les ha dicho: «Evitad a los chicos; son asquerosos, te harán algo malo.» Y luego, después de este condicionamiento completo de veinte años —simplemente piensa, veinte años de ser enseñado constantemente por tus padres, por la escuela, por el colegio, por la universidad, por la iglesia, por el sacerdote—, ¿cómo vas a desechar de repente un día estos veinte años de condicionamiento? Esta pregunta surge una y otra vez. Viene mucha gente a decirme que les tienen miedo a las mujeres. Las mujeres me dicen que les tienen miedo a los hombres. No naciste con miedo; de lo contrario, ningún hombre entraría en el útero de una mujer, si estuviera realmente asustado. Entonces ninguna mujer sería concebida, porque solo puede ser concebida a través de un hombre. Al principio no tenías miedo. Un niño nace simplemente sin miedo. Luego le enseñamos el miedo y condicionamos su mente. Hay que dejar de hacer esto. Esto ha vuelto a la gente casi neurótica. Entonces las personas luchan, entonces están luchando constantemente, maridos y mujeres luchando constantemente, y están preocupados acerca de por qué siguen luchando. Y todas las relaciones se agrian. ¿Por qué sucede esto? Habéis sido envenenados, y tenéis que desechar conscientemente ese condicionamiento, de otra forma permaneceréis asustados. No hay nada de lo que tener miedo en un hombre o en una mujer. Son como tú: tan necesitados de amor como tú, anhelando tanto darse la mano contigo como tú lo anhelas. Quieren participar en tu vida, quieren que otros participen en su vida, porque cuantas más personas participan en la vida de otras, más alegría hay. Las personas parecen muy tristes. Se han vuelto muy solitarias. Incluso en las multitudes las personas se sienten solas, porque todo el mundo le tiene miedo a todo el mundo. Incluso si las personas están sentadas unas junto a otras, se están refrenando, se están refrenando tanto que todo su ser se vuelve duro; una costra dura las rodea, surge una coraza alrededor de su ser. De manera que incluso cuando se juntan no hay un encuentro verdadero. Las personas se toman de la mano pero esas manos están frías, no fluye el amor. Se abrazan: sí, los huesos chocan entre sí, pero el corazón permanece lejos.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .