Atravesamos un largo período o ciclo de muchas vidas donde nos identificamos con la forma

y estamos tan unifi¬cados con el no-yo que no vemos la diferencia, ocupándo¬nos totalmente de las cosas transitorias y pasajeras. Esta identificación con el no-yo, trae dolores, insatisfacciones y sufrimientos en el mundo; sin embargo, debe recordarse que por medio de la reacción del yo sobre el no-yo, aprendemos inevitablemente y nos apartamos finalmente de lo imper¬manente y lo irreal. Este ciclo de identificación con lo irreal va paralelo a la etapa de la conciencia individual. Así como el átomo de la sustancia debe abrirse camino hacia una for¬ma y contribuir a vitalizar a una unidad mayor, también mediante la evolución de la conciencia, el átomo humano debe llegar a un punto en que reconozca su lugar en el Todo mayor, y cargar su responsabilidad en la actividad grupal. Tal es la etapa a la que se acercan muchos individuos de la familia humana. La gente comprende como nunca hasta ahora, la diferencia entre lo real y lo irreal, lo perecedero y lo permanente. Por medio del dolor y el sufrimiento, re¬conoce que el no-yo es insuficiente, y busca externa e in¬ternamente algo que satisfaga más adecuadamente sus necesidades. Muchos anhelan hoy conocerse a sí mismos, hallar el reino de Dios en su interior y, mediante la Ciencia Mental, el Nuevo Pensamiento y el estudio de la psicología, llegarán a ciertos conocimientos que serán de inestimable valor para la raza humana. Por lo tanto, hay indicios de que llega rápidamente la etapa de la forma y los hombres pasan del período atómico a algo infinitamente mejor y más grande. Comienza el hombre a sentir las vibraciones de esa ex¬celsa Vida de cuyo cuerpo es un átomo; empieza en pequeña escala a responder conscientemente al magno llamado y a descubrir posibles canales mediante los cuales podrá com¬prender a esa excelsa Vida que presiente, pero que no conoce aún. Si persiste en ello hallará al grupo al que pertenece, entonces cambiará su centro. Ya no estará limitado por su propio y pequeño muro atómico, sino que irá más allá, convirtiéndose a su vez, en parte consciente, inteligente y ac¬tiva del Todo mayor.

Alice A. Bailey . La Conciencia del Átomo .

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