En su hermosa obra: El alma de las cosas, trata de esta cuestión el geólogo

Denton y cita multitud de ejemplos de las notables facultades psicométricas de su esposa. Entre ellos refiere que, puesto sobre la frente un pedazo de piedra de la casa de Cicerón en Túsculo, pero sin saber de donde procedía, describió no sólo el ambiente físico del gran orador romano, sino el del dictador Sila, a quien antes había pertenecido aquella casa. Un trozo de mármol del primitivo templo cristiano de Smirna, le representó a los fieles en oración y a los sacerdotes oficiantes. Otros fragmentos de objetos procedentes de Asiria, Palestina, Grecia, el monte Ararat y otros puntos, le permitieron describir sucesos de la vida de personajes muertos miles de años antes. Un hueso o un diente de animales antediluvianos le daban a la psicómetra, por breves momentos, la visión del animal vivo con todas sus sensaciones. En muchos de estos casos, comprobó Denton las descripciones de su esposa, cotejándolas con los relatos históricos. La psicometría descubre los más recónditos secretos de la naturaleza y los acontecimientos remotos se reproducen con tan vívida impresión como los de ayer. Añade Denton en la misma obra: “No se mueve una hoja ni se levanta una onda ni se arrastra un insecto, sin que registren sus movimientos mil fieles escribanos en infalibles e indelebles escrituras. Así ocurre con lo sucedido en pasados tiempos. Continuamente ha estado la naturaleza fotografiándolo todo, desde que brilló la luz sobre la tierra, cuando sobre la cuna del recién nacido planeta flotaban vaporosas cortinas, hasta el momento actual. ¡Y qué fotografías!” Nos parece el colmo de la imposibilidad que en la materia atómica hayan quedado grabados los hechos ocurridos en la antigua Tebas o en algún templo prehistórico. Sin embargo, las imágenes de estos hechos están saturadas de aquel agente universal que todo lo penetra y todo lo retiene, llamado por los filósofos “alma del mundo” y por el geólogo Denton el “alma de las cosas”. Al aplicarse el psicómetra a la frente un objeto determinado, relaciona su yo interno con el alma del objeto (24) y se pone en contacto con la corriente de luz astral que, relacionada con dicho objeto, retiene las descrpciones de los sucesos concernientes a su historia los cuales, según Denton, pasan ante la vista del psicómetra con la velocidad del rayo, en vertiginosa sucesión de escenas que tan sólo con mucha fuerza de voluntad es posible detenerlas en el campo visual para describirlas.

H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .

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