Para que no ordene nada en vano, el hombre nuevo se unirá en todo mo-

mento a los hombres de Dios, para que unjan a sus miembros con el óleo santo y eviten que los asesine el enemigo o se sequen por le apatía. Pedirá al sumo sacerdote que venga a renovar en él las diversas alianzas que Dios quiere esta- blecer siempre con el hombre y que el hombre procura siempre anular. Le pedirá que venga a todas horas y en todos los momentos para administrar en el seno de su alma el sacramento del renacimiento y de la revivificación, ya que, sin él, ¿cómo iba a poder reunir las partes dispersas del nombre del Señor? Pero así es como ha distribuido la sabiduría los órganos del hombre nuevo, para que pueda cumplir su santo destino y reunir las partes dispersas del nom- bre del Señor.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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