¡Pobre de él! Ha visto minar su trono por los vapores del pozo del abismo.
El enemigo se ha levantado sobre estos vapores como sobre nubes y, a favor de estas nubes, se ha hecho llevar hasta las regiones más altas del pensamiento del hombre. Desde lo alto de estas sublimes regiones, ha dicho al hombre: prostérnate ante mí. Soy yo quien tiene que ocupar el trono del que te habías apoderado y, de ahora en adelante, serás mi servidor y mi esclavo. ¡Pobre de él! ¡En esta vergonzosa esclavitud va retrasando el trabajo de romper sus hierros! ¿Qué digo yo? ¡Murmura de las conmociones que se le envían para ayudarle en su liberación!.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .