En muchos casos de rapto provocado artificialmente por sugestión hipnótica, es posible y aun probable
que el “espíritu” del sujeto actúe influido por la voluntad del hipnotizador; pero cuando el médium permanece consciente mientras se producen fenómenos psíquicofísicos que denoten una dirección inteligente, el agotamiento físico se traducirá en postración nerviosa, a menos que el médium sea mago capaz de proyectar su doble. Por lo tanto, parece concluyente la prueba de que el médium es pasivo instrumento de entidades invisibles que disponen de fuerzas ocultas. Pero no obstante la identidad de la fuerza ecténica de Thury y la psíquica de Crookes, sus respectivos mantenedores discrepan en cuanto a las propiedades que les atribuyen, pues mientras Thury admite que los fenómenos son producidos con frecuencia por voluntades no humanas, corroborando con ello la sexta hipótesis de Crookes, éste se reserva su opinión respecto a la causa de los fenómenos, cuya autenticidad no pone en duda. Así vemos que ni Gasparín y Thury, que investigaron los fenómenos psíquicos en 1854, ni Crookes, que se convenció de su realidad en 1874, les han dado explicación definitiva, a pesar de sus conocimientos en ciencias físico-químicas y de haber dedicado toda su atención a tan arduo problema. el resultado es que en veinte años ningún científico ha dado ni un paso en la solución del enigma que sigue tan inexpugnable como castillo de hadas.
H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .