Las obras de Paracelso describen las causas de las enfermedades que afligen a la humanidad,

las ocultas relaciones entre la fisiología y la psicología, que en vano se esfuerza en descubrir especulativamente la ciencia moderna, y los específicos y remedios de cada una de las dolencias corporales. También conoció Paracelso el electro-magnetismo tres siglos antes de que OErsted presumiera haberlo descubierto, según puede inferirse del examen crítico de su peculiar terapéutica. En cuanto a sus descubrimientos químicos, no hay necesidad de enumerarlos, puesto que muchos autores imparciales le tienen por uno de los más insignes químicos de su época (1). Brierre de Boismont le llama genio, y de acuerdo con Deleuze dice que abrió una nueva era en la historia de la medicina. El secreto de sus felices y mágicas curaciones (como las llamaron entonces), consistía en el soberano menosprecio con que miraba a las tituladas autoridades científicas de su tiempo. A este propósito, dice: “Al investigar la verdad, me he preguntado que de no haber en este mundo maestros de medicina, ¿cómo me las hubiera yo arreglado para aprender este arte? Pues en ningún otro libro que en el siempre abierto de la naturaleza, escrito por el dedo de Dios... Me acusan de no haber entrado en el templo del arte por la puerta principal; pero ¿quién tiene razón? ¿Galeno, Avicena, Mesue, Rhasis o la honrada naturaleza? Yo creo que la naturaleza, y por sus puertas entre guiado por la luz de la naturaleza sin necesidad de candiles de boticario”.

H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .

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