Si usted es un habitante de la ciudad, tal vez nunca ha experimentado la extraña
amenaza de un bosque poco frecuentado. Era un refugio de ciervos, muy próximo a la fea ciudad con su ruido, su suciedad, su escualidez y sus calles y casas superpobladas. Muy pocas personas venían a este bosque. Raramente se cruzaba uno con alguien, excepto uno o dos aldeanos, y éstos eran personas muy calladas, no conscientes de su propia importancia. Desgastados por el trabajo, retraídos, se los veía delgados, más bien famélicos, y había dolor en sus ojos.
Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .