Luis Vives refuta la opinión de San Agustín en cuanto a los artificios del diablo
y demuestra (42) que las operaciones mágicas, por estupendas y prodigiosas que parezcan, son resultado de la industria humana y del profundo estudio de los secretos de la naturaleza. Por otra parte, Podocataro (43) tenía una tela fabricada con otra especie de asbesto que Porcacio (44) dice haber visto en casa de aquél. Plinio llama a esta clase de tela linum vinum, y también lino de la India, diciendo que se fabrica con una especie de lino (asbeston o asbestinum), que una vez tejido puede limpiarse con sólo echarlo en el fuego. Añade este autor que el asbesto es tan valioso como las perlas y los diamantes, porque además de su escasez resulta de muy difícil textura a causa de sus cortas fibras. Una vez aplanado con un martillo se le macera en agua caliente, y luego de seco pueden hilarse y tejerse sus fibras como las del lino. Plinio asegura haber visto muchas telas fabricadas de esta materia y presenciado un experimento en que se las limpió por medio del fuego. También dice Porta que cierta señora cipriota, residente en Venecia, tenía una tela de esta clase y califica de secretum optimum estas manipulacioens alquímicas. En su descripción de las curiosidades del Colegio Gresham, en el siglo XVII, dice el doctor Grew que se perdió el procedimiento textil de las telas de asbesto; pero esto no parece probable por cuanto en el Museo Septalio hay hilos, cuerdas, laminillas y otras labores de asbesto corresponidentes al año 1726, y algunos de dichos objetos los elaboró el mismo Septalio, según afirma Greenhill, quien dice a este propósito: “Parece opinión de Grew que el lapis asbestinus y el amianthus son una misma materia, y la llama piedra filamentosa porque su masa está compuesta de hilos paralelos, de un cuarto de pulgada a pulgada de longitud, tan lustrosos y finos como los del capullo de seda y tan flexibles como los del lino o del cáñamo (45). El secreto no se ha perdido enteramente, pues todavía se guarda en algunos monasterios budistas de la China y del Tíbet. En un convento de religiosas talapinas vimos una túnica amarilla, por el estilo de las de los monjes budistas, que al cabo de dos horas de estar en un gran brasero la sacaron tan limpia como si la hubiesen lavado con jabón. Después de numerosos ensayos se le han podido dar a esta materia diversas aplicaciones industriales, entre ellas la de telas incombustibles, uno de cuyos principales centros de comercio es Nueva York, que suministra el mineral en haces parecidos a madera seca. La variedad más fina de asbesto es la que los antiguos llaman ..... (inmaculado) a causa de su blanco y sedoso lustre.
H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .