Del mismo modo que el recuerdo de una parte de la vida presente se halla

fuera de los límites de la conciencia ordinaria y sólo se muestra de nuevo cuando hallándose el cerebro en estado súper-sensitivo, puede responder a vibraciones que ordinariamente no es capaz de percibir, así también el recuerdo de las vidas pasadas se halla almacenado fuera del alcance de la conciencia física. Se halla todo en el Pensador, que es el único que persiste vida tras vida y tiene el libro de memorias a su alcance, pues es el único “yo” que ha pasado por todas las experiencias que en él se registran. Por otra parte, puede imprimir el recuerdo del pasado en su vehículo físico, así que lo haya purificado de modo que responda a sus fugaces y sutiles vibraciones, y entonces el hombre de carne puede compartir el acumulado conocimiento del pasado. La dificultad de la memoria no consiste en el olvido, pues el vehículo inferior, o sea el cuerpo físico, no ha pasado nunca por las vidas anteriores de su dueño; consiste en la absorción del cuerpo actual en su medio ambiente presente, en su grosera insensibilidad para responder a las delicadas vibraciones, únicas por las cuales puede hablar el alma. Los que quieran recordar el pasado, no deben tener concentrado todo su interés en el presente, sino que deben purificar y refinar el cuerpo hasta que pueda recibir las impresiones de las esferas más sutiles.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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