“El primer brahmán se queja de estar solo y sin mujer entre sus hermanos. A

pesar de que el Eterno le aconseja que dedique sus días al estudio de la ciencia sagrada, el primer nacido insiste en la queja. Enojado por tamaña ingratitud, el Eterno da al brahmán una mujer de la estirpe de los daityas o gigantes, de quien todos los brahmanes descienden por generación materna"” así es que la casta sacerdotal desciende por una línea de las entidades superiores, los hijos de Dios, y por otra, de Daintany, la hija de los gigantes de la tierra, los hombres primitivos (47). "“ ellas les dieron hijos a ellos y llegaron a ser hombres poderosos del tiempo viejo; varones de nombradía"”(48). La misma alegoría encierra el pasaje análogo de la cosmogonía del Edda escandinavo. Har, compañero de Jafuhar y Tredi, describe a Gangler la formación del primer hombre llamado Bur, padre de Bör, quien tomó por mujer a Besla, hija del gigante Bölthara, de la estirpe de los primitivos gigantes (49). El mismo fundamento tienen las fábulas griegas de los titanes y la leyenda mexicana de las cuatro estirpes sucesivas del Popol-Vuh. Esta alegoría de los gigantes es uno de los cabos de la enredada y al parecer inextricable madeja de la psicología del género humano, pues de otro modo no cupiera explicar la creencia en lo sobrenatural, ya que decir que ha brotado, crecido y desarrollado a través de las edades sin base de sustentación, cual frívola fantasía, fuera equiparable al absurdo teológico de que Dios creó el mundo de la nada.

H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .

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