Base del edificio, contémplate, pues, con satisfacción y con placer. Dedícate, sin descanso, a dejarte

calar por el óleo de alegría que las siete columnas no dejan de hacer que lleguen a ti. Todos los frutos que produzcas propagarán la vida, la fuerza, la santidad. Es necesario que produzcas todos estos frutos sin descanso, porque las siete columnas te aportan, sin descanso, la savia de reproducción, y que, sin descanso, el autor supremo de los seres reparta esta savia siempre nueva a estas siete columnas encargadas de transmitírtela. Aquí no ocurre como en la cultura terrestre, en la que el ciclo de los tiempos debe girar muchas veces sobre las sementeras de la tierra para poder compensar los cuidados del labrador. Es preciso que este ciclo de los tiempos sea para ti algo imperceptible y que en todo momento des prueba de tu fertilidad, porque en todo momento tu zona está amenazada por la penuria.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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