Esos no son fragmentos, sino el movimiento completo, la totalidad de la vida. No podremos

comprender esto si lo dividimos en vivir, amar y morir, porque todo es un solo movimiento. Para comprender este proceso total, tiene que haber energía, no sólo energía intelectual, sino la energía de un sentir intenso, y esto implica tener esa pasión sin motivo que pueda arder constantemente dentro de uno. Como nuestras mentes están fragmentadas, es necesario investigar la cuestión de lo consciente y lo inconsciente, porque allí comienza toda división el “yo” y “el no yo”, el “tú” y el “yo”, el “nosotros” y el “ellos”. Mientras exista esta separación en la nacionalidad, la familia, entre religiones con sus dependencias posesivas separadas habrá inevitablemente divisiones en la vida. Habrá el vivir cotidiano con su tedio y rutina y eso que llamamos amor, cercado por los celos, la posesividad, la dependencia, y la dominación; habrá temor y la inevitabilidad de la muerte. ¿Podemos penetrar en esta cuestión seriamente no sólo en forma verbal, teórica, sino investigarla mirándola realmente dentro de nosotros mismos y preguntándonos por qué existe esta división que engendra tanta desdicha, confusión y conflicto?.

Jiddu Krishnamurti . El vuelo del águila .

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