Si se considera la forma vertical del alif y la forma horizontal del ba, se

ve que su relación es la de un principio activo y un principio pasivo; y esto es conforme a los dones de la ciencia de los números sobre la unidad y la dualidad, no solamente en la enseñanza pitagórica, que es la más generalmente conocida a este respecto, sino también en la de todas las Tradiciones. Este carácter de pasividad es efectivamente inherente a la doble función de «instrumento» y de «medio» universal de que hablábamos hace un momento; es así que Er-Rûh es, en árabe, un término femenino; pero sería menester guardar bien que, según la ley de la analogía, lo que es pasivo o negativo en relación a la Verdad divina (El-Haqq) deviene activo o positivo en relación a la creación (el-khalq) . Es esencial considerar aquí estas dos caras opuestas, puesto que lo que se trata es precisamente, si puede expresarse así, del «límite» puesto entre El-Haqq y el-khalq, «límite» por el cual la creación es separada de su Principio divino y se le une a la vez, según el punto de vista bajo el cual se lo considere; es pues, en otros términos, el barzakh por excelencia ; y, de igual modo que Allah es «el Primero y el Último» (El-Awwal wa El-Akhir) en el sentido absoluto, Er-Rûh es «el primero y el último» relativamente a la creación.

Ariza Francisco . Apercepciones sobre el esoterismo islámico y el Taoísmo .

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