Por eso es por lo que J-C dijo en San Mateo, 18, 10: no despreciéis

a ninguno de estos pequeños, pues yo os digo que sus angeles en los cielos ven continuamente el rostro de mi padre que está en los cielos Ellos no ven el rostro de Dios nada más que porque los niños que acompañan tienen el corazón puro y es el corazón puro de los niños el que sirve de órgano a estos angeles, ya que ellos no están en el cielo donde está el padre Pero, de forma reciproca, el corazón del hombre no es puro nada más que cuando es fiel a la \oz de su ángel o, dicho en otras palabras, cuando el hombre se convierte de nuevo en niño y actúa de tal manera que su ángel tenga la libertad de ver el rostro de Dios.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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