Ahora preguntaremos nosotros cómo se explica esa falta de inteligencia si son espíritus humanos, pues

o los espíritus humanos inteligentes no pueden materializarse, o los espíritus que se materializan no son humanos, sino, como insinúa Sargent, espíritus elementarios o aquellos demonios que, según Platón, de acuerdo con los magos persas, ocupan un lugar intermedio entre los dioses y los mortales. Buen número de testimonios, entre ellos el de Crookes, aseveran que los espíritus materializados hablan con voz perceptible al oído; pero los antiguos atestiguan que la voz de los espíritus humanos no es ni puede ser articulada, sino un profundo suspiro. Por lo tanto, más crédito merecen los antiguos con su secular experiencia en las prácticas teúrgicas, que los modernos espiritistas sin otra prueba para fundamentar su opinión, que las comunicaciones de espíritus difíciles de identificar. Algunos médiums han provocado la aparición de esas supuestas formas humanas, que ni una sola vez dejaron de expresar en sus comunicaciones ideas vulgarísimas, cual circunstancia debiera llamar la atención de aun los más incultos espiritistas. Si es posible que hablen los espíritus (y lo mismo pueden hablar los sabios que los ignorantes) ¿por qué no hay espíritu cuya comunicación oral se aproxime siquiera en valía a las comunicaciones recibidas por escritura directa? Bien dice Sargent que todavía no sabemos hasta qué punto está limitada la actuación del espíritu por las condiciones psíquico-físicas del médium (27).

H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .

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