Eres tú, hombre nuevo, quien tiene que sacar de aquí las instrucciones con- venientes que

este proceso del reparador ha presentado a tu inteligencia. Sus- pende en ti mismo todos tus poderes espirituales de dominio y autoridad, para que no entren en acción nada más que tus poderes de resignación; inmola en ti, en todo momento, al hombre inocente, para la liberación del hombre culpable o del Barrabás que llevas en tu seno. Finalmente, ten la valentía de entregar al hombre ilusorio y pasajero en manos de tus enemigos: ellos mismos serán las víctimas de los dolores que le hagan sufrir, su sangre caerá sobre ellos y sobre sus hijos, porque al descargar su ira sobre el hombre ilusorio y pasajero, abri- rán el camino al hombre real y regenerado en la vida y este hombre rea! y regenerado en la vida los llenará de vergüenza y los precipitará en los abismos.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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