Yo deseo hacer cierta cosa, y aunque lo he intentado varias voces no he tenido

éxito. ¿Debo renunciar a la lucha, o debo persistir en este esfuerzo? Tener éxito es arribar, llegar a alguna parte; y nosotros adoramos el éxito, ¿no es así? Cuando un muchacho pobre crece y llega a multimillonario, o un estudiante común llega a ser Primer Ministro, se lo aplaude, se lo trata con gran deferencia; por lo tanto, todos los muchachos y las niñas quieren tener éxito de un modo u otro. Ahora bien, ¿existe una cosa como el éxito, o sólo es una idea que el hombre persigue? Porque apenas llegamos, siempre hay un punto más por delante al cual todavía tenemos que llegar. En tanto estemos persiguiendo el éxito en cualquier dirección que sea, estamos obligados a luchar, a estar en conflicto, ¿no es así? Aun cuando hayamos llegado, no hay descanso para nosotros, porque deseamos llegar todavía más alto, deseamos tener más. ¿Comprende? La persecución del éxito es el deseo de “más”, y una mente que, de manera constante, está exigiendo “más”, no es inteligente; al contrario, es una mente mediocre, necia, porque su exigencia de más implica una lucha permanente en términos de un patrón que la sociedad ha establecido para ella. Después de todo, ¿qué es el contento y qué es el descontento? El descontento es la lucha por “más”, y el contento es la cesación de esa lucha; pero usted no puede llegar al contento sin comprender todo el proceso del “más” y la razón de que la mente lo exija. Si fracasa en un examen, por ejemplo, tiene que repetirlo ¿verdad? Los exámenes, de cualquier manera, son de lo más desafortunados, porque no indican nada significativo, no revelan el verdadero valor de su inteligencia. La aprobación de un examen es mayormente un truco de la memoria, o puede ser una cuestión del azar; pero ustedes se esfuerzan por aprobar sus exámenes, y si no tienen éxito persisten en ello. Con la mayoría de nosotros es el mismo proceso en la vida de todos los días. Nos esforzamos por conseguir alguna cosa, y jamas nos hemos detenido a preguntarnos sí vale la pena que luchemos por esa cosa. Nunca nos hemos preguntado si vale la pena el esfuerzo, y por eso jamás hemos descubierto aún que no lo vale, porque ello significaría oponemos a la opinión de nuestros padres, de la sociedad, de los maestros y los gurús. Solamente cuando hemos comprendido la total significación del “más”, dejamos de pensar en términos de éxito y fracaso. Vea, tenemos mucho miedo de fracasar, de cometer errores, no sólo en los exámenes sino en la vida. Consideramos que es terrible equivocarnos, porque seremos criticados por ello, alguien nos reprenderá. Pero después de todo, ¿por qué no habría uno de equivocarse? ¿Acaso toda la gente en el mundo no está cometiendo errores? ¿Y dejaría el mundo de encontrarse en esta terrible confusión si uno nunca cometiera un error? Si usted tiene miedo de equivocarse, jamás aprenderá. Las personas mayores se equivocan todo el tiempo, pero no quieren que ustedes se equivoquen; por lo tanto, sofocan en ustedes la iniciativa ¿Por qué? Porque tienen miedo de que, observándolo y cuestionándolo todo, experimentando y equivocándose, puedan ustedes descubrir algo por sí mismos y romper con la autoridad de sus padres, de la sociedad, de la tradición. Es por eso que les muestran el ideal del éxito para que lo sigan; y el éxito, ya lo advertirán, siempre lo es en términos de respetabilidad. Aun el santo, en sus llamadas realizaciones espirituales, tiene que volverse respetable, de lo contrario, no tiene reconocimiento, no lo siguen. Por consiguiente, estamos siempre pensando en términos de éxito, en términos de “más”; y el más es valorado por la respetable sociedad. En otras palabras, la sociedad ha establecido muy cuidadosamente un determinado patrón según el cual afirma nuestro éxito o nuestro fracaso. Pero si amamos algo con todo nuestro ser, entonces no nos interesan ni el éxito ni el fracaso. A ninguna persona inteligente le interesan. Pero, por desgracia, hay muy pocas personas inteligentes, y a ustedes nadie les dice nada acerca de esto. Todo el interés de una persona inteligente radica en ver los hechos y comprender el problema lo cual no es pensar en términos de éxito o fracaso. Sólo cuando no amamos verdaderamente lo que hacemos, pensamos en esos términos.

Jiddu Krishnamurti . El Proposito de la Educacion .

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