Imaginad por un momento que todos nosotros somos dioses, por lo tanto, podríamos sentarnos a
la mesa con Él. pensad en lo que podríamos hacer y lo que podría significar si fuéramos como Buda y Sus discípulos. Buda era un superhombre genial, el mayor de los seres humanos, y sus discípulos eran también genios, los grandes hombres de su época. Y podéis imaginar el delicioso ambiente, la atmósfera que aquellos hombres, aquellos dioses debieron crear. Después trasladaos al otro extremo y pensad en todas las personificaciones del mal en el mundo y pensad en lo que harían. Intentarían aniquilar la obra de los dioses. Pero entre ambos extremos están quienes como nosotros forman la mayor parte del mundo. Cuando tenéis un precioso vaso o joyel, debéis buscar un arca donde con toda seguridad guardarlo. Y cuando Él venga, como ha de venir; cuando esté con nosotros como ha de estar con nosotros, deberemos ser ya los grandes hombres y cada uno de nosotros ha de esforzarse en alcanzar las cumbres de la perfección.
Jiddu Krishnamurti . El Reino de la Felicidad .